Sexo y alimentación

Hoy hablamos con Laura Morán: psicóloga por vocación; terapeuta familiar, de pareja y sexóloga por convicción.

«Desde pequeña tuve claro que, cuando fuera mayor, quería desempeñar una profesión en la que pudiera ayudar a las personas a sufrir menos. La Medicina quedó descartada por mi incapacidad para sostener un bisturí sin que me temblara la mano y el Derecho porque a muy temprana edad fui consciente de que la realidad en nada se parecía a la ficción del Séptimo Arte. De modo que, a pesar de los bienintencionados consejos de algunas personas que me orientaban a hacer una carrera mejor, decidí que quería ser psicóloga.»


 

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Laura Morán, psicóloga, sexóloga y terapeuta de familia y pareja. Foto obtenida de su web https://lauramoranpsicologa.es/

 


 

Aquí añadiría la faceta de divulgadora de ciencia. Pues sí, el sexo es una ciencia, por lo cual, se puede divulgar de forma rigurosa y entretenida. Laura lo hace muy bien.

Sexo y alimentación van de la mano: mantienen una relación estrecha e íntima, y presentan ciertos paralelismos en los comportamientos que los definen. Siempre me ha interesado el conocimiento en los dos ámbitos, más allá de saber que cubren necesidades tan básicas como la reproducción y la nutrición, pues muestran cuanto de compleja es nuestra naturaleza humana.

Sin más, pasamos a la entrevista. No tiene desperdicio. Gracias por tu tiempo, Laura.


¿Cómo definirías la sexualidad?

La definición que más me gusta es que la elaboró la OMS en 2006. Habla de la sexualidad humana como un aspecto central de la vida y que abarca toda la duración de la misma. También recoge que se vive y expresa a través de pensamientos, valores, conductas, roles, relaciones… Aunque no deja de tenerse (sexualidad) aunque no se practique.

En general, ¿somos omnívoros del sexo?

Sí, aunque, como pasa con la comida, no tienen por qué gustarte todos los platos del buffet o no tienes por qué tener ganas de los mismos siempre y a todas horas. Incluso, los gustos y placeres pueden cambiar con el paso del tiempo.

¿Cuánto de racional o irracional tiene el sexo?

Si con irracional nos referimos a impulso, inconsciente, automático… Algo de irracional tiene, aunque no sabría cuantificarlo.

Tenemos la capacidad de razonar, reflexionar, organizar, planear, prever muchos aspectos de nuestra sexualidad, como las prácticas sexuales, pero también hay aspectos que no, como la identidad o la orientación.

En nuestro mundo occidental el paradigma de la alimentación ha evolucionado en 50 años como no lo había hecho antes en miles de años. Hoy comemos de todo en formato 7/24h y, siendo omnívoros, podemos seguir patrones alimentarios bien diversos. ¿En que punto estamos con la evolución de la sexualidad?

Quizás en uno similar. Aunque la sexualidad y el sexo siguen teniendo de tabú mucho más que la comida, y la educación sexual sigue siendo tardía y deficitaria (seguramente, en esto también se parece a la alimentación y nutrición) no podemos negar que la lucha por los derechos y la libertad sexuales, le pese a quien le pese, va dando sus frutos.

A nivel individual podemos vivir sin sexo, pero no sin alimentarnos. A nivel colectivo, el sexo y la alimentación son imprescindibles para sobrevivir como especie. ¿Cuál de las dos necesidades ha desarrollado instintos más poderosos?

Teniendo en cuenta que seguimos siendo una de las plagas más insidiosas del planeta, creo que vamos bien servidos de ambos.

La alimentación está condicionada por parámetros fisiológicos, psicológicos y culturales. ¿Cuáles son son los condicionantes de la sexualidad?

Los mismos y quizás alguno más. En la sexualidad, por ejemplo, influyen (como advierte la OMS en su definición) incluso factores legales. No es lo mismo ser homosexual en un país dónde es delito serlo que en uno como el nuestro, en el que hay un día del Orgullo que reconoce y defiende las «sexualidades».

¿Es el placer, en último término, la fuerza que mueve el mundo?

Desde luego es uno de los más poderosos reforzadores. Cuando una conducta tiene como recompensa el placer, éste consigue que tendamos a repetirla.

En épocas no demasiado lejanas, fuera de convencionalismos y obedeciendo solo a la función reproductora, el sexo se vendió como algo reprobable, pecaminoso… en cambio la alimentación no ha seguido una misma evolución, ¿por qué?

Tú lo has comentado antes: el individuo puede vivir sin sexo, pero no sin alimento.  Controlar un reforzador como el placer sexual permite «dominar» e «influir» en las personas sin poner en riesgo la vida de las mismas.

¿De qué te serviría un «dominado» muerto? 😆

¿Nuestra sexualidad sigue un patrón similar, o en todo caso con coincidencias, a nuestra conducta alimentaria?

Tengo la hipótesis de que quien disfruta con la comida también lo hace con el sexo, pero no es más que una hipótesis sin contrastar.

Más allá de los supuestos alimentos afrodisíacos, ¿qué papel pueden jugar los alimentos en la sexualidad?

Empezando por afirmar que no se ha demostrado que los alimentos llamados «afrodisíacos» influyan en el deseo o rendimiento de sexual, los alimentos pueden ser un elemento más de la conducta sexual. Practicar, por ejemplo, el sexo oral con la tradicional nata montada puede ser un aliciente más.

Se dice que un desorden alimentario severo (TCA) puede tener su origen, entre otras cosas, en un desarrollo sexual mal aceptado. ¿Qué opinas al respecto?

No lo había oído nunca. No lo descarto, sin embargo, es mucho más probable que el padecimiento de un TCA influya en la sexualidad y relaciones afectivo sexuales de la persona que al revés.

¿Es el amor un estado alterado de consciencia?

Exactamente igual que el desamor. Las emociones tiñen el color con el que percibimos el entorno y nuestras relaciones. Así que sí: altera nuestro consciencia.

En un relación de pareja estable, ¿puede haber amor sin sexo?¿y sexo sin amor?

Habría que enumerar cuáles son los ingredientes que definen una relación de pareja estable.

¿Tiene sentido una relación de pareja estable sin amor? Eso es como hacer una paella sin arroz: el amor no es suficiente, pero es un ingrediente esencial.

El sexo, en una relación amorosa, sería una expresión de ese vínculo. Practicar el sexo implica empatía, generosidad, comunicación, abandono, confianza, disfrute… El sexo es mucho más que follar.

En el transcurso de nuestra vida los gustos gastronómicos van cambiando en función de las experiencias que tenemos, nuestra curiosidad por probar nuevos alimentos o platos (neofilia) y los cambios fisiológicos que sufrimos a medida que cumplimos años, entre otras cosas. ¿Qué pasa con la sexualidad?

Creo que lo he comentado en alguna respuesta anterior. Pasa exactamente lo mismo. Influyen tanto las experiencias anteriores, así como la curiosidad o los factores culturales, sociales, etc.  Así que es algo que evoluciona (o «involuciona») con la persona.

¿Qué suele resultar más estimulante y seductor, que uno cocine para los dos miembros de la la pareja o que los dos cocinen juntos?

Depende. Si para alguno de los miembros cocinar no es algo que le motive, hacerlo en pareja puede que tampoco lo haga. Ahora bien, se puede hacer compañía, dar conversación, etc. con el miembro al que sí le motiva y encontrar, de este modo, una actividad sensorial y sensual (como es cocinar) en pareja.

La pregunta inevitable: ¿es el chocolate sustituto del sexo?

¿Sustituto? Salvo que pueden ser placenteros (con lo que ello implique a nivel neuroquímico), poco más. Ahora bien, puede ser un estupendo complemento… si te gusta 😉

Recomienda un buen libro sobre sexualidad.

Hasta que salga el mío…

«Tu sexo es tuyo», de Sylvia de Béjar (genial para personas cis y hetero).

«Sexorum scientia vulgata» de Joserra Landarraoitajauregui

«En qué piensan los hombres» de J. Bustamante

«La ciencia del sexo» de P. Estupinya.

 

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