Dentro del ámbito deportivo no vemos el consumo de una cervecita o un vaso de vino con malos ojos. Nuestra alimentación se basa en el patrón de la dieta mediterránea, o tendría que hacerlo. Socialmente, el consumo de alcohol (moderado) se integra con plena normalidad en ella. Pero si el consumo es elevado, sí que hay consecuencias. Hoy vamos a analizar lo que supone el consumo de alcohol en el ámbito deportivo.

Imagen obtenida de Internet
Voy a ser claro desde el principio: el alcohol es una sustancia tóxica de la que nuestro organismo debe librarse tras su ingesta, lo más rápidamente posible. Tiene efectos adversos a nivel digestivo y psicológico (entre otros), y a nivel metabólico ralentiza el consumo de la grasa y de los carbohidratos. Esto último es muy importante a efectos de rendimiento deportivo.
A nivel cognitivo, el alcohol genera una sensación de euforia y nos crea un estado de falsa seguridad, y también nos desinhibe. Ojo con eso, pues esos efectos nos pueden hacer tomar malas y arriesgadas decisiones. En el deporte, pueden darse situaciones de riesgo. Sabéis que en el medio natural y en según qué circunstancias, debemos mantener la lucidez al 150%. El alcohol también afecta negativamente a nuestra capacidad de coordinación, equilibrio, etc…, habilidades imprescindibles para la práctica deportiva.
Por otro lado, al tener efecto vasodilatador periférico, hace que fluya más sangre a las partes externas de nuestro cuerpo. Si bebes alcohol, o te fías en alguien que lo haga, observa la nariz y las mejillas, tienden a ponerse rojas. Ese rubor es producto de dicho efecto, no de la vergüenza. En condiciones de frío severo eso es contraproducente, pues es mucho más importante que la sangre fluya abundantemente por nuestro interior para mantener una temperatura corporal correcta, que no por la periferia. La naturaleza es sabia: podemos sobrevivir sin un dedo congelado, pero una hipotermia nos puede conducir a lo peor. De aquello del perro San Bernardo con el barrilete de coñac al cuello yendo al auxilio de montañeros accidentados o perdidos, es mejor olvidarnos.
El alcohol nos deshidrata al inhibir la segregación de aldosterona, una hormona de efecto antidiurético que hace que, a nivel renal, se “recicle” el agua de la orina. Si no la reabsorbemos, perdemos mucho líquido a través de ella. Por eso, si bebemos alcohol en exceso, tenemos constantes ganas de orinar y se nos queda la boca seca, entre otras cosas. El alcohol también interfiere en la capacidad de termorregulación al alterar el macanismo de la sudoración.
Hay deportistas que toman alcohol como relajante antes de competir, debido a los nervios, para ayudarse a inducir el sueño. Craso error, pues su ingestión, aunque sí produce una sensación de relax al deprimir el SNC (sistema nervioso central) interfiere en el descanso al impidiendo tener un sueño profundo, muy importante antes de una competición.
Una vez hemos absorbido el alcohol, hecho que se produce en la misma boca, en el estómago y en el intestino delgado, este pasa a la sangre y se difunde en los tejidos no grasos del organismo, por eso es más probable que las personas con más masa muscular, de constitución más robusta, toleren más alcohol que las personas con una complexión más delgada, con menos masa muscular. También hay otros factores que nos pueden hacer más menos tolerantes al consumo de alcohol. Las mujeres tienen menos capacidad de metabolizar el alcohol, por lo que son mucho más sensibles a sus efectos tóxicos. El 95% del alcohol se elimina gracias a la acción del hígado, por eso una de las consecuencias del consumo excesivo de alcohol son los problemas hepáticos.
Una UBE es lo que llamamos una Unidad de Bebida Estandar, en función de qué y cuánto bebemos, vamos acumulando UBEs. Estamos en riesgo elevado si sobrepasamos el límite marcado en el global de una semana, o de una sola vez, en el transcurso de una noche. Hay personas que consumen alcohol en las comidas y/o cenas y personas que solo lo hacen los fines de semana
No seré yo quien te diga lo que debes hacer, solo te informo que el límite para plantearse seriamente las cosas viene marcado en estas tablas (o antes si tienes algún problema de salud).
Bebida | UBE |
Cerveza (1/3) | 1 |
Copa de vino/cava | 1 |
Carajillo | 1 |
Chupito | 1 |
Copa de coñac o licor | 2 |
Whisky | 2 |
Gintónic o cubata | 2 |
Máximo consumo UBE semana | Máximo consumo UBE de una sola vez | |
Mujeres | 17 | 5 |
Hombres | 28 | 6 |
Sobrepasar el máximo consumo de UBEs nos situa en un escenario bien peligroso para nuestra salud. Y si aún sin alcanzarlo, consumimos alcohol de forma habitual, o puntual pero en abundancia, nuestro rendimiento deportivo se verá afectado.
Por su puesto, si después de beber tienes que conducir un vehículo, incluso una bicicleta, la opción de beber alcohol es mejor que te la saques de cabeza. No solo por tu salud y seguridad, sino por responsabilidad colectiva: puedes causar un accidente y las consecuencias pueden ser muy graves.
Y sobre las calorías que aporte el alcohol, ¿qué decir? Bueno, hay gente que se preocupa mucho de lo que come y no tanto de lo que bebe. Pues que sepas que calorías en el alcohol las hay, y abundantes. Por cada gramo de alcohol obtenemos 7 kcals que muy fácilmente se acaban convirtiendo en grasa. A parte hay que añadirle el azúcar que pueda llevar en los cavas seco o semiseco, en los vinos generosos (Oporto, Jerez) o en los refrescos o bebidas energéticas que se suelen usar para elaborar combinados (cubata, gintónic…) o los carbohidratos de la cerveza. Además, hay que decir que son calorías vacías, no hay más nutrientes que el azúcar, algún mineral, y en contados casos, alguna escasa vitamina u otras sustancias, provenientes de alguno de los líquidos o complementos acompañantes.
No soy un instigador de la Ley Seca, que conste. Pero lo que sí quiero dejar claro es que, por pequeña que sea la cantidad de alcohol, siempre hay un efecto negativo en nuestro organismo, que puede pasar absolutamente inadvertido si la cantidad es mínima, o puede ser más evidente si la cantidad es más grande. A partir de aquí, que cada uno tome sus propias decisiones.