Si un urbanista comprometido con la salud como Patxi Galarraga y un dietista inquieto como yo se ponen a conversar durante un buen rato, surge un post como este.
Ermua y sus rutas del colesterol
Patxi explica cómo diseñaron unas singulares rutas del colesterol. Colocaron unos detectores en el trayecto, y a las personas que querían utilizarla se les daba una pulsera con la que, de forma voluntaria, si querían hacían un check-in solo tenian que acercar la muñeca al dispositivo. Así los usuarios registraban su caminata. Cierto es que hay programas App que lo hacen, marcando la ruta, velocidad, calorías quemadas, etc…, tales como Endomondo u otros, pero que necesitan de un dispositivo (teléfono) móvil para funcionar y de una destreza o capacidad de manejo que, muchas veces, las personas mayores no tienen.
En Ermua hay 14 detectores instalados, que van haciendo la lectura y registrando los datos que se almacenan en un ordenador del ayuntamiento. Esa información no se va a California: son de propiedad pública. Eso también es bueno tenerlo en cuenta. Imagina que lanzo una campaña para que la gente camine. Me será dificil saber el éxito de la iniciativa si no voy siempre con los grupos. Pero con este sistema, a las 12 de la noche, las lecturas son enviadas a un servidor y con esa información se cuantifica lo que ha caminado esa persona o grupo.
Este sistema de registro de la pulsera no tiene ni pila ni botón, y es voluntario. Si no quiero hacer check-in, no lo hago. Ese sí, tienes que colaborar, querer que te registre. Patxi dice que, habitualmente, estos proyectos de cuantificación o geolocalización van hacia otra dirección, y que se solapan con el discurso del miedo: hay que tener controlado al niño, al mayor con Alzheimer, utilizando el GPS como medio de control o detección. Esa perspectiva no le gusta tanto.
Una vez instalada esta tecnología en el municipio, desde atención primaria se determinan unos grupos de población (hipercolesterolemia, obesidad, diabetes…) y cruzando la información con servicios sociales se organizan grupos de caminantes en función de otros parámetros.
Hay poblaciones en las que hay unos lugares maravillosos para caminar y en otras no. Desde atención primaria se aconseja que la gente camine, pero, muchas veces, si no se indica dónde y cómo, el consejo queda cojo. Y tambien es necesario dinamizar a los grupos de caminantes para que se fidelicen a dicha actividad. Este tipo de tecnología permite hacerlo.
Realmente, a nivel cardiovascular, si caminamos un kilómetro en catorce minutos, el beneficio real de no es tan grande como si lo caminamos en 10 minutos. La gente suele salir en compañía, hablando sobre fútbol, política o asuntos del vecindario y no caminando a un ritmo demasiado alto. Si se hace a 10 minutos el kilómetro, el trabajo es mucho más efectivo. Aunque caminemos como caminemos, siempre habrá un beneficio para la salud.
Explica Patxi que en San Sebastian, cuando fue la Capital Mundial de la Cultura (2016) se planteó el reto de dar la vuelta al mundo sumando los kilómetros de aquellos que quisieran unirse al juego. Se instalaron 6 detectores, pero los kilómetros solo sumaban si caminabas acompañado. Buena manera de incentivar el trabajo en equipo, incluso por salud.

Los condicionantes de nuestra salud son múltiples y diversos. El urbanismo ordena nuestro entorno físico y, obviamente, condiciona nuestra salud
Patxi, ¿qué es el urbanismo?
El urbanismo es una herramienta útil para ordenar. Desde una visión muy crítica, el urbanismo es utilizado por el poder para garantizar que los propietarios de suelos obtengan de forma segura un beneficio: de tipo público, para equipamientos, parques, escuelas…, o de tipo privado, para aumentar el valor del patrimonio personal. En muchas ocasiones, los planes de urbanismo están supeditados a la economía del ayuntamiento. Si un proyecto no genera renta, ya no es tan interesante al urbanismo, por no ser fuente de ingresos a las arcas municipales. Por eso, el beneficio en salud tiene poca consideración en urbanismo, ya que las facturas que genera la enfermedad no van a los ayuntamientos, van a la comunidad autónoma. ¿Por qué voy a preocuparme de la salud si eso no me genera ni un euro de beneficio (o me descarga de algún gasto que tenga)? Esta división por competencias entre ayuntamiento y comunidad autónoma hace que no se tomen decisiones, o si se hace, no sean del todo acertadas. No soy demasiado optimista y pienso que es muy difícil que se llegue a un buen entendimiento. Si a veces ya cuesta cambiar la iluminación pública a bombillas de led, por no tener capacidad de inversión o por pereza, imaginemos lo que ocurre en temas sanitarios.
Observar las políticas de prevención en salud pública es como ver crecer la hierba, en el momento que te fijas parece que no pasa nada, no es percibible. El resultado se ve a largo plazo. En cambio, en una urgencia hospitalaria, si le salvas la vida a una persona, la percepción es extraordinariamente diferente. Pues resulta que tanto un buen servicio de urgencias como una política de prevención eficaz son responsabilidades del sistema de salud que gestionan nuestros políticos.
Aún así, desde la comunidad autónoma de Euskadi se dedican algunos recursos, que gestionan los ayuntamientos, para construir circuitos saludables (u otras medidas similares) y que la gente camine más. Invertimos en esto 0,13€ por persona y año, mientras que en salud dedicamos 1.500€ por persona y año.
«Ya sé que en los centros de salud los sanitarios van a tope de trabajo, pero si todos fueran al ayuntamiento y le dijeran a su alcalde, “¡esto es una emergencia, gástate la pasta en prevención!”, las cosas serían diferentes. La comunidad puede ser un lobby muy importante para presionar a los políticos a tomar decisiones de interés público. Y los sanitarios forman parte de ella.»
¿Qué estamos haciendo con la evidencia científica que dice lo importante que es tener un estilo de vida activo o comer de forma saludable? Un médico de familia también es especialista en salud comunitaria. Muchos profesionales sanitarios tienen una gran conciencia (De las batas a las botas) y realmente salen a patear su territorio y hacen un gran trabajo, pero desgraciadamente no son la mayoría.
¿Patxi, cómo puede intervenir un urbanista en mejorar la salud de la población?
Lo primero, es básico que se forme a los profesionales del urbanismo en estos menesteres. Sobre el impacto en la salud de la comunidad que tienen nuestras decisiones solemos tener cero conocimientos. Cada decisión nuestra crea o destruye salud, y aún siendo técnicos, tenemos muchísima responsabilidad. Somos agentes de salud, y debemos actuar con conocimiento y equidad, y no podemos tomar decisiones ideológicas.
En Euskadi se publicó hace pocos años una guía que ayudaba en actuaciones urbanísticas teniendo en cuenta la salud de la población, buscando más una orientación sobre el urbanismo saludable que no una regularización mediante leyes. La guía es esta: Salud y desarrollo urbano sostenible. Guía práctica para el análisis del efecto en la salud de iniciativas locales de urbanismo. Como método de trabajo es bueno hacer un check-in, mediante el planteamiento de una serie de preguntas básicas sobre el impacto de las posibles actuaciones, para así analizar las consecuencias de estas sobre la población.
¿Y qué pasa en otros paises?
En paises como Holanda o Dinamarca, en los planes y actuaciones urbanísticas consideran a la actividad física como un valor muy importante. En cambio, en nuestra cultura le damos mucho valor al encuentro entre las personas. Pero no por eso dejan de tener un urbanismo bastante disperso y usan el coche tanto como nosotros, para ir desde la pequeña población donde viven a su lugar de trabajo, o para lo que sea. Hay que tomar ejemplo de otros lugares, pero siempre con precaución. No todo es exportable, o en todo caso, debe haber una adaptación a nuestra cultura.
«La ciudad es más sostenible social, económica y medioambientalmente. Lo urbano consume menos territorio y acerca a las personas. El tamaño ideal de ciudad es otro menester.»
Motos, bicis y ciudades, ¿cómo lo llevamos?
Oriol Marquet y Carme Miralles, de la Universitat Autònoma (UAB), publicaron un artículo que estudia el éxito de las motocicletas en la ciudad de Barcelona. A nivel objetivo, realmente es un sistema de transporte más rápido y barato que otros, bastante más eficaz que el coche, por ejemplo. Eso puede explicar su éxito.
Me encanta el tema del “postureo” que genera el uso de la moto, tal como ocurre con la cultura de la motocicleta en ciudades como Roma. Antes, esa forma de expresión era casi exclusiva del coche. Hoy en día incluso podemos identificarnos con algún tipo de bicicleta. Se generan tendencias o subculturas que nos permiten proyectarnos al resto de la sociedad a través de un vehículo con el que nos identificamos.
Éibar es una población al lado de donde vivo donde proliferaron empresas de fabricación de bicicletas (Orbea, BH, GAC). Después de la guerra civil, algunas empresas pasaron del armamento a la construcción de bicicletas. Trabajaban muy bien el tubo de hierro y la industria se reconvirtió: de los cañones a las bicis.
En Euskadi hay mucha afición por la bicicleta como deporte, pero quizás su agreste orografía, el clima húmedo o el diseño de las carreteras (arcenes estrechísimos) no acompañan a que la bici haya sido un medio de transporte popular. Eso sí, los fines de semana las carreteras van «petadas» de mallots de colores.
Ahora estamos a la expectativa de ver cómo evolucionará el uso de las bicicletas que incorporan un motor eléctrico complementario, que va muy bien cuando la pendiente se pone dura. Si las piernas no tiran tanto o tenemos que desplazarnos a ver a un cliente o a una reunión de trabajo a la que no podemos llegar sudados y jadeantes, puede tratarse de una buena solución.
¿Qué hay de la alimentación y el urbanismo?
Los desiertos alimentarios afortunadamente aquí no existen (o casi). Hay lugares en USA en los que, para poder comprar una fruta fresca, tienes que hacer decenas de kilómetros en coche. Eso, obviamente, fomenta la obesidad, dado que la oferta alimentaria más próxima a casa es más bien hipercalórica y muy abundante en azúcares y grasas.
Me encanta el HHH Project (Heart Healthy Hoods Project), desarrollado en Madrid. Se fija, sobre todo, en qué entorno alimentario tenemos en el barrio, y la relación que tiene eso con lo que la gente acaba comprando, cocinando y comiendo. Una de sus herramientas utilizadas es hacer un “photo-voice”: se trata de recoger el paisaje alimentario del barrio, relacionando esa información con la salud cardiovascular de la población en cuestión. También relaciona el entorno con el tabaco, el alcohol y la caminabilidad.
Podemos pensar cuanto tiempo y esfuerzo necesita para desplazarse una persona desde su domicilio para adquirir los productos de alimentación básicos y saludables a un precio asequible. Si eso lo hacemos con cada vivienda o núcleo familiar, esa información configura un paisaje de accesibilidad a la alimentación saludable. Eso dibuja un panorama desigual en depende que barrios o poblaciones en cuanto a las posibilidades de hacer un tipo de compra u otra.
Con las corrientes migratorias nos encontramos con que hay personas que vienen de otros países y adquieren pequeños comercios de alimentación (colmados de toda la vida o pequeños supermercados). Estos negocios, en su dura lucha con la gran distribución, estaban condenados al cierre por su poca rentabilidad. Horarios infernales o asumir otras condiciones de trabajo a las que no estamos acostumbrados, hacen que estas tiendas de “conveniencia” se mantengan. Las fruterías de barrio, o las carnicerías halal, u otros pequeños comercios de alimentación o de otros productos están teniendo una segunda oportunidad.
En las grandes ciudades hay más opciones para hacer la compra que en pueblos pequeños, donde no hay manera de adquirir alimentos sin coger el coche. Igual algunos ayuntamientos deberían considerar algún comercio como de “protección oficial”, dando todas las facilidades del mundo para que no cierren, quitando tasas o como sea. La factura de la mala salud no la paga el ayuntamiento, pero no debería obviar su responsabilidad.
El modelo del Mercado Municipal en Barcelona necesita del empuje del ayuntamiento para su funcionamiento y que pueda competir con la feroz competencia que hay en el sector alimentario. En él se junta cultura de ciudad y vida de barrio, gastronomía, alimentación saludable y protección del patrimonio. Y que conste que más allá del «museo» del Mercado de la Boqueria existen muchos más mercados municipales en Barcelona.
«En 10 minutos soy capaz de venir con unos puerros fenomenales acabados de recoger de la huerta. En Euskadi, en general, comer alimentos de km2 o km3 es posible, puesto que estamos en un entorno donde lo rural está muy próximo. Los mercados han ido cerrando, pero aún perduran las fruterías o verdulerías donde puedes identificar el lugar de procedencia de unos calabacines o unas manzanas, de un caserío determinado. Pero eso no lo ponemos en valor.»
¿Es posible la alimentación de proximidad en la grandes ciudades?
Hay ciudades que ya se plantean que su territorio no se limita a la mancha del suelo urbano que ocupan, y que esa extensión que existe entre lo puramente urbano y el territorio más o menos natural es muy amplio. Se debería intentar “naturalizar” estos cinturones para aprovecharlos en la producción alimentaria, intentando que los alimentos que nos llegan tengan menos kilómetros encima.
¿El tamaño de una población ideal cuál sería? En ese sentido sabemos lo que hacemos mal, pero no lo que hacemos bien. Las megaurbes son inhabitables. Pero de repente, cuando estamos cuestionando diseños y tamaños, llega Amazon y te dice, “vas a poder comprar alimentos frescos y de calidad desde tu ordenador o tu móvil, y mañana por la mañana los tendrás en casa”.
Globalización
El tema de la globalización alimentaria también lleva a generar problemas de gran magnitud. En el 2012 hubo en Alemania una intoxicación alimentaria debido a un noroviris que contaminó unas fresas que procedían de China. Más de 11.000 niños usuarios de comedores escolares enfermaron con un cuadro de gastroenteritis. Son los efectos colaterales de la concentración de la producción, la distribución y los intercambios comerciales a gran escala.
En un supermercado de Barcelona, dependiendo de las dinámicas del mercado y los acuerdos comerciales, puedes encontrar manzanas de procedencia China a 1€/kg y de procedencia Lleida a 2€/kg. Incongruencias de nuestro tiempo.
La responsabilidad es de todos
Tenemos uno de los sistemas sanitarios más buenos del mundo, pero los propios ciudadanos deberíamos empezar a tomar decisiones sobre nuestra salud. No podemos esperar que siempre sea el médico el que arregle nuestros problemas. Habría que responsabilizarse más de nosotros mismos y evitar los hábitos que nos quitan salud e instaurar aquellos que nos la dan. No podemos esperar que siempre sea aquella pastilla que nos subvenciona la seguridad social la que nos solucione nuestros problemas. O seguir fumando a sabiendas de que en el hospital de referencia nos trataran con una avanzada quimioterapia de última generación (y carísima) para atacar a las células tumorales de un cáncer de pulmón. Desde un punto de vista social, es injusto para el resto de ciudadanos acaparar recursos cuando se pueden dedicar a mejorar otros aspectos de la sanidad.

Este grupo de ciudadanos no muestra buen aspecto. Puede que su barrio no sea demasiado saludable.
¿Quién es el urbanista Patxi Galarraga (@PatxiGalarraga)?
Arquitecto por la ETSASS, codirige junto con Miren Vives (@MirenVives) la oficina de arquitectura y urbanismo PROJEKTA (www.projekta.es). Promueven ciudades y barrios más saludables y equitativos, mediante diagnósticos y proyectos basados en el impacto de los entornos urbanizado y construido sobre la vida cotidiana de las personas y su bienestar físico, mental y social. Se apoyan para ello en perspectivas como el género, el envejecimiento activo, la infancia autónoma, la diversidad funcional o la capacidad económica.
Trabajan para entidades públicas, a las que proponen procesos que impulsan la transversalidad entre áreas y la formación y participación de responsables políticos, técnicos y ciudadanía. Tienen como objetivo orientarlas en la planificación y transformación de edificios y espacios públicos para adaptarlos a necesidades vinculadas a actividades como los trabajos de cuidado, las relaciones sociales, la movilidad cotidiana, el juego o el paseo.
Proyectos seleccionados:
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Diagnóstico y Plan de Accesibilidad municipal: Altzo (2018), Arrigorriaga (2017), Calahorra (2017), Astigarraga (2017), Zestoa (2016), Villabona (2014).
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Análisis y Diagnóstico de las «Rutas del Colesterol” en los 92 municipios de menos de 10.000 habitantes en Bizkaia: Diputación Foral de Bizkaia (2014-2018). Ver web institucional.
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Diagnóstico, Formación, Consultoría y Diseño en proyectos de Camino Escolar: Zarautz (2017), Zumaia (2016), Elgoibar (2015).
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Diagnóstico y diseño participativos, señalización y equipamiento tecnológico de la Red de Circuitos Saludables: Ermua (2014). Ver www.hiribili.com.
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Diagnóstico, diseño participativo y señalización de la Red de Circuitos Saludables: Orio (2017), Eibar (2016).
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Inclusión de la Perspectiva de Género en el PGOU: Basauri (2018), Markina (2018), Bilbao (2015), Irun (2013).
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Inclusión de la Perspectiva de Género en proyectos urbanos: Zarautz (2017).
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Diagnóstico urbano desde la Perspectiva de Género: Soraluze (2017), Astigarraga (2016), Andoain (2015).
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Evaluación de Impacto Lingüístico del PGOU: Orio (2016).
Patxi Galarraga, un urbanista saludable.
Hola
Mira esta iniciativa : http://www.tenerifeislaactiva.com/
Gamificación + Promoción de estilos de vida saludables y activos
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Gracias, Óscar. Toda iniciativa en pro de la actividad física, el ejercicio o el deporte es poca.
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