Chile advierte en los alimentos: «Alto en azúcares»

En los últimos años, la obesidad ha pasado de ser una amenaza a minar seriamente la salud de la población mundial. El índice de obesidad infantil es un dato claramente predictivo de  la obesidad del adulto. En datos absolutos, el número de niños con exceso de peso es superior en los países en desarrollo que en los desarrollados, aunque porcentualmente, al relacionarlos con la población de cada país, sea al revés. Sea como fuere, a nivel mundial, tenemos un serio problema de salud pública. La OMS muestra en este informe, Acabar con la Obesidad Infantil pautas para abordar este problema y mejorar la situación.

«Muchos niños crecen actualmente en un entorno obesogénico que favorece el aumento de peso y la obesidad. El desequilibrio energético se debe a los cambios en el tipo de alimentos y en su disponibilidad, asequibilidad y comercialización, así como al descenso en la actividad física, pues se ha incrementado el tiempo dedicado a actividades de recreo sedentarias y que suponen estar ante una pantalla. Las respuestas conductuales y biológicas de un niño ante un entorno obesogénico pueden estar determinadas por procesos anteriores incluso a su nacimiento, lo que empuja a un número cada vez mayor de niños hacia la obesidad si siguen una dieta malsana y realizan poca actividad física.» Así explica la OMS el origen de la obesidad infantil.

Recapacitemos, ¿se trata de un fracaso de la sociedad? Todos tenemos cierta responsabilidad al respecto: politicos, industria, profesionales de la salud, escuelas, padres…, incluso hasta cierto punto los niños, a los que debemos educar para que tomen sus propias (sanas) decisiones. No es cuestión de culpabilizar a ninguna de las partes, pero sí de que cada una de ellas, y de forma coordinada, tome cartas en el asunto.

Un exceso de azúcar, grasa saturada o sodio, favorece la obesidad y la aparición de otras patologías. Nada que discutir. Diabetes, hipertensión, problemas cardiovasculares, cáncer…, son las consecuencias de una ingesta elevada de dichos nutrientes, o en global, de calorías.

En Chile se ha decidido abordar el problema de la obesidad con determinación. Para ello se han tomado una serie de medidas legales, englobadas en la Ley de Alimentos, vigente desde junio del 2016.

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Para conocer de primera mano en qué consiste la ley, lo mejor es que nos lo explique Samuel Durán, el presidente del Colegio de Nutricionistas Universitarios de Chile.

Samuel Durán dice: “el objetivo principal de la Ley de Alimentos es la protección de los niños, dado que en Chile la prevalencia de la obesidad infantil es de las mayores del mundo. En los últimos 20 años se ha cuadruplicado el número de niños obesos”.

“Somos el principal consumidor de bebidas azucaradas del mundo y el cuarto de alimentos ultraprocesados. Los analistas sanitarios explican que el aumento en la incidencia de enfermedades crónicas se debe, sobre todo, al cambio político producido a partir de los años 80, al empezar a crecer nuestro país dentro de un marco económico capitalista. La desnutrición es prácticamente inexistente en Chile, no como en otros países del área de Sudamérica. Nuestro problema es la obesidad y las enfermedades crónicas que tiene asociadas. Por otro lado, después de Canadá, somos el país con mayor esperanza de vida de América”, comenta Samuel Durán.

Chile y España son dos países que han tenido una evolución económica y social muy similar. Sus indicadores de salud han mantenido cierto paralelismo, la esperanza de vida en Chile es de 80 años, y en España, 82 años. La prevalencia de la obesidad y otras patologías asociadas al progreso son muy similares.

“La Ley de Alimentos se sustenta en tres ejes, -explica Samuel Durán-. En la prohibición de venta de algunos alimentos en las escuelas, en la prohibición de la publicidad de algunos alimentos dirigidos a menores de 14 años y en el etiquetado de advertencia en los alimentos altos en calorías o en algún nutriente crítico (sal, azúcar y grasas saturadas). Estas limitaciones se han basado en recomendaciones de la OMS, pero también se han considerado las legislaciones de otros países, aunque no hemos encontrado demasiados ejemplos a seguir».

«Hemos llegado a la conclusión de que la información nutrcional que consta en el etiquetado clásico, impreso en el reverso o en una zona poco visible del alimento, prácticamente nadie lo lee, solo los nutricionistas y las personas muy sensibilizadas por la alimentación saludable. ¿De qué sirve entonces si la mayoría de la población no lo tiene en consideración?”.

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Ejes fundamentales de la Ley de Alimentos. MINSAL. Chile.

“Cualquier alimento dirigido a los niños (galletas, cereales de desayuno, zumos…) que tenga alguna etiqueta de advertencia “Alto en…” no podrá publicitarse en horario infantil. Grandes multinacionales de la alimentación (Nestlé, Unilever, Danone…) han tenido que cambiar el envase o la presentación de sus productos con advertencias de “Alto en…”  eliminando los personajes infantiles o mensajes que puedan incitar su consumo. Algunas de estas empresas demandaron al gobierno chileno por este hecho, alegando que dichos personajes eran imagen de marca y que se vulneraban sus derechos. La Ley de Alimentos y la protección de los niños prevalece sobre dicha alegación. En definitiva, en Chile ya no se permite infantilizar productos alimentarios que contienen nutrientes críticos en cantidades superiores a las consideradas saludables”, dice Samuel Durán.

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Los cereales de desayuno deben eliminar todo persosaje o publicidad que incite al consumo infantil.

Samuel me explica que ningún alimento que tenga un sello de advertencia se puede vender en el interior de una escuela, pero resulta que fuera de ella sí, sin contemplar un radio de acción. Los niños, cuando salen de la escuela, tienen fácil acceso a alimentos con sello. Considera que ha sido un fallo en la elaboración de la ley, y que se tendría que delimitar un área de aplicación de 50 o 100 metros alrededor del centro educativo para que fuera más efectiva.

“Hay gente que opina que la Ley de Alimentos es sumamente restrictiva, y que la educación alimentaria debería priorizarse. Eso se ha hecho durante muchos años y no ha sido suficiente para que la gran mayoría de la población se alimente de forma saludable. Poco más tenemos por hacer. El siguiente paso es actuar a nivel legislativo. Estoy de acuerdo con que son medidas muy restrictivas, pero cuando la sociedad está gravemente enferma de obesidad, no queda otra opción que actuar, aunque sea con las leyes”, dice Samuel Durán

“El Kinder Sorpresa (alto en azúcar, grasas saturadas y calorías) es un alimento infantilizado (regala un juguete por cada unidad de consumo) que ya no se puede vender en Chile”, explica Samuel Durán.

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El «Kinder Sorpresa» ya no se comercializa en Chile. Foto: diario El Mundo.

La Asociación de Alimentos y Bebidas (AB Chile) explica en el portal de noticias emol.com cómo ha ido la aplicación de la nueva normativa. Según AB Chile, el cumplimiento ha sido máximo, salvo alguna excepción debida a un cambio de criterio en la fecha de aplicación de la ley, lo que llevo a la confusión a algunas empresas. AB Chile encargó un estudio que dice que el 56% de las personas no han dejado de adquirir los alimentos que compraban por el hecho de que lleven sellos y que el 60% de los chilenos opinan que el etiquetado no servirá para reducir la obesidad. La conclusión general que extrae la asociación de fabricantes es que la Ley de Alimentos ha sido deficiente en los resultados obtenidos. Según esta asociación, “es imposible dar cumplimiento a una norma que no tiene un marco jurídico establecido, y donde las autoridades pretenden fiscalizar (ejercer su control) en base a prueba y error, existiendo disparidad de opiniones dentro de la misma administración”.

La propuesta de la industria es la siguiente: establecer los límites de nutrientes por porciones de consumo, no por 100 gr como se hace ahora; involucrar a las autoridades y la industria en un plan de trabajo para reducir el contenido de los nutrientes críticos; introducir elementos positivos de información nutricional que ayuden al consumidor a discriminar positivamente entre los diferentes productos; y realizar campañas de educación nutricional con una mirada a largo plazo.

Según dice Samuel Durán, la ley es más flexible en el tiempo de aplicación de la norma de etiquetaje si el alimento está elaborado por un pequeño productor. Una persona que elabore galletas artesanales y las venda en un mercado local no será presionada de la misma manera como Nestlé con sus productos. En cambio, el plazo de aplicación de la ley no discrimina a empresas chilenas de no chilenas.

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Tabla de los límites en el contenido de nutrientes críticos (azúcar, grasa saturada, sodio) y calorías. El etiquetado de advertencia se aplicará en diferentes fases. MINSAL Chile.

La propuesta inicial fue una iniciativa del senador Girardi, ya hace diez años. En ella han ido trabajado muchas personas de diferentes colectivos: universidades, asociaciones, colegios profesionales… hasta llegar a desarrollar la normativa y aprobarse la actual Ley de los Alimentos.

Samuel Durán me explica que inicialmente prefería la fórmula de cuantificar los nutrientes críticos “por ración de consumo” más que la de “por 100 gr”. Dice que ha cambiado de opinión debido a que las porciones no están estandarizadas (ni a nivel nacional ni internacional). Es mucho más fácil trabajar “por 100 gr” para establecer comparaciones.

“La idea del etiquetado de advertencia pretende que su interpretación sea fácil. Con el semáforo nutricional no ocurre lo mismo, se genera mucha más confusión, puesto que en un alimento los semáforos puede ser de colores muy diferentes dependiendo del nutriente del que informe. Demasiadas variables a tener en cuenta confunde al consumidor. Considero que no existe una norma o ley que pueda ser absolutamente “redonda”. Siempre habrá algún alimento que no debería estar en un grupo y otros que sí deberían pero no lo están. La variabilidad alimentaria (en calidad y cantidad) es tan grande que es imposible la categorización perfecta. Hay que seguir buscando aquella norma o sistema que sea el menos malo”, dice Samuel Durán.

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Sellos que deben aparecer en la parte frontal de los alimetos envasados que sobrepasen las cantidades que marca la Ley de Alimentos. MINSAL. Chile.

Quien ha tenido una importancia capital en la elaboración de la Ley de los Alimentos ha sido el conjunto de nutricionistas que trabajan en la unidad de Nutrición y Alimentación, dentro del área de Salud Pública del Ministerio de Salud de Chile.

Los nutricionistas en Chile

En Chile la profesión de nutricionista tiene 77 años de antigüedad. En España el recorrido es mucho más corto, puesto que los dietistas-nutricionistas existimos como tales desde hace algo menos de 20 años. El peso de esta profesión en Chile es muy importante. Si la población chilena es de 18.000.000 de habitantes, existen 12.000 nutricionistas en activo (y la mitad son menores de 30 años). Hay matriculados en las diferentes universidades que imparten los estudios de nutrición unos 15.000 estudiantes. Cada 1.500 chilenos hay un nutricionista que les puede ayudar a mejorar su alimentación y salud. Y en 4 años el número de profesionales se habrá duplicado. Es importante explicar que los nutricionistas chilenos están absolutamente integrados en los equipos de atención primaria, la base asistencial y preventiva que sustenta un sistema de salud público. En España, incomprensiblemente, los dietistas-nutricionistas no formamos parte del sistema de atención primaria.

“Sobre los impuestos que gravan a las bebidas azucaradas (refrescos) la industria esgrime que se trata de una medida regresiva, que afecta más al consumidor más pobre. Hace unos años, en Chile se aumentó del 13 al 18% el impuesto sobre los refrescos, fundamentalmente como una medida recaudatoria más que sanitaria. La industria absorbió el 5% de aumento en el tipo impositivo. No hubo repercusión alguna en el consumo de refrescos, y aunque no hubiera sido absorbido ese incremento por la industria, 5 sobre 100 (pasar de 13 a 18%) no creo que haga replantear a mucha gente su consumo sobre bebidas azucaradas”, dice Samuel Durán.

La nueva Ley de Alimentos ha hecho que muchos refrescos se hayan reformulado. La compañía Coca-Cola, de 66 productos que tiene en el mercado solo mantiene a 6 con “etiqueta negra”, dentro de la gama Coca-Cola, Fanta y Sprite. El resto, 60, se comercializa sin ninguna etiqueta de advertencia.

Samuel explica que la industria ha reaccionado de forma dispar. Coca-Cola, por ejemplo, lo ha hecho muy bien, recibiendo felicitaciones del gobierno. Otras empresas no han sido tan aplicadas. Se calcula que entre un 30% y un 40% de productos se han reformulado, pero hay alimentos que aunque lo hagan nunca podrán estar libres de llevar un sello. Por ejemplo, los cereales de desayuno, por la naturaleza que tienen de alimento denso y pobre en humedad (tiene un 2% de agua) es imposible que se libren de llevar la advertencia de “Alto en…”. Por mucho que se baje el contenido en azúcar y se aumente la fibra, las calorías siempre serán muchas (por 100 gr de producto).

La industria alimentaria agrupada en la asociación AB Chile, difundió un video en el que, utilizando la imagen de personas famosas, cuestionaba duramente, y de una forma muy desafortunada, la Ley de Alimentos, llegando a ridiculizarla en algunos aspectos. Dicha campaña fue muy criticada por el gobierno y los entes que han ayudado a desarrollar la ley (nutricionistas, médicos…). Si quieres ver el video de la campaña, Hagámoslo bien, clica aquí.

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Hagámoslo bien, la contra-campaña de la industria alimentaria chilena.

La reacción de la población en general ante la implantación de los sellos de advertencia, no solo la más sensibilizada con el problema de la obesidad, ha sido muy positiva. Los niños han tenido una respuesta muy positiva, muchos de ellos ya no compran alimentos con sello. Las escuelas, los pediatras y nutricionistas están haciendo un trabajo encomiable formando e informando al respecto de los sellos. Los adolescentes, con su idiosincrasia particular, son el grupo de edad más reaccionario al tema de los sellos: “cuando más sellos, más rico”, explica Samuel.

Samuel dice muy claramente que el uso de los sellos de advertencia no obliga a nadie a comer de una manera u otra, simplemente ayuda a estar mejor informado y a tomar mejores decisiones. Si esta ley funciona su resultado será muy visible de aquí a unos años, cuando esos niños sean adultos y tengan plena capacidad de decidir sobre su alimentación.

Chile está en el punto de mira de otros países. Si la Ley de Alimentos funciona, será un ejemplo a seguir. Si no llegase a funcionar como se espera de ella, habrá que continuar buscando nuevos caminos para solucionar el problema de la obesidad.

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Este es el tuit que me llevó a conocer la Ley de loa Alimentos chilena.

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