Leía no hace demasiado un articulo sobre los derroteros que tomaría la agricultura en esta época que nos ha tocado vivir. En el pasado se hablaba de que habitaríamos en un mundo incapaz de dar de comer a la totalidad de su población. Dicho artículo se basaba en el informe Feeding The World, de la Wharton University of Pennsylvania.

Feeding The World. Wharton University of Pennsylvania, puedes conseguirlo el pdf clicando sobre esta imagen. (elPiscolabis)
Pero llegó la “revolución verde”, a través del desarrollo de la ciencia y la tecnología, en aras de aumentar el rendimiento de los cultivos. En esa época estamos.
Incomprensiblemente, siguen muriendo personas de hambre en el mundo. Eso preocupa y apena mucho. No es por una falta de recursos, sino por un desequilibrio de los recursos productivos y un mal reparto y uso de las producciones agrícolas. Como ocurre en muchos casos, la ciencia hay que usarla con ciencia y humanidad. Temas de política, vamos.
Los países en desarrollo se desarrollan, valga la redundancia. Y ese proceso suele llevar implícito un aumento de la población. Se estima que podemos alcanzar los 9.000 millones en el 2050. Con los rendimientos agrícolas actuales, si no hay un aumento en la productividad o de la superficie cultivable, un “rediseño” de las políticas agrarias, las estimaciones no son nada halagüeñas. Según Dupont, una empresa que se dedica a la producción de semillas, piensos y fitosanitarios, la producción agrícola para dar de comer a tanta boca tendrá que aumentar un 70% más de la actual. O hay una segunda “revolución verde” o veremos que pasa.

Desde el GoogleMaps se pueden observar en algunas zonas de USA unos círculos de casi 1 km de diámetro. No se trata de señales de aterrizaje de OVNIs. Son campos de cultivo de agricultura extensiva. ¿El modelo agrícola del futuro? Puede que no. (elPiscolabis)
En la actualidad se vienen usado semillas híbridas, fertilizantes y pesticidas para conseguir grandes producciones. Zonas tropicales se ven deforestadas. Se usan un 70% de los recursos hídricos de agua potable. Y se calcula que el 24% de los gases de efecto invernadero tienen que ver con la producción agrícola. El World Resources Institute así lo expone. Aunque la FAO dijo que se pueden generar cultivos obtenidos por métodos “agro-ecológicos” con un rendimiento suficiente.
Usos agrícolas
Para reducir el uso de productos fitosanitarias, se pueden tratar las semillas con pesticidas antes de la siembra, incorporándose estas sustancias en la planta adulta sin pasar a la tierra de cultivo o a los acuíferos.
La gestión integrada de plagas es una estrategia de base científica que, estudiando los ciclos de vida de los parásitos que pueden dañar los cultivos, actúan de forma calculada y precisa sobre sobre ellos. Hay que identificar y calcular con exactitud el tipo y cantidad de pesticida más útil para su control, siempre seleccionando los productos de más bajo impacto en ecosistema.
La agricultura de precisión, con el uso de satélites y sensores de todo tipo que dicen la cantidad exacta de fertilizante que precisa una zona de cultivo. Incluso la hora y cantidad ideal de riego, para minimizar la pérdida de humedad y maximizar el rendimiento.
El uso de productos “biológicos” también favorece el crecimiento rápido e incrementa la productividad. Son bacterias, hongos, virus o subproductos, con acción pesticida, estimulante y/o fertilizante se pueden usar en diferentes cultivos para favorecer su adaptación en climas difíciles. Estos productos están permitidos por la normativa que rige los “alimentos ecológicos u orgánicos”.
La ingeniería genética se aplica al desarrollo de nuevas variedades más productivas o resistentes a plagas o climas poco favorables. Potenciar el rendimiento de la función fotosintética (captación del CO2 para sintetizar moléculas orgánicas con la ayuda de la luz solar, generando agua y O2 como residuo) es un reto de la biociencia y la biotecnología.
Incluos es posible que la carne para la alimentación en pocos años sea producida por biosíntesis. Las células animales pueden utilizarse para clonar órganos y tejidos, en medicina ya es un un hecho, ¿por qué no para la alimentación? Es la carne cultivada, un nuevo concepto. Más limpia para el planeta por no generar tantos residuos difíciles de incorporar en el ecosistema.
¿Qué es la producción integrada?
Francesc Miret, es el coordinador de Producció Integrada del Departament d’Agricultura de la Generalitat de Catalunya. He concertado una charla telefónica con él para conocer de viva voz qué es eso de la producción integrada.
Me explica que la producción integrada no renuncia a la utilización de productos agroquímicos, pero sí que busca la máxima racionalización de su uso y un punto de equilibrio entre el respeto al medio ambiente y la productividad agrícola. Francesc me ha explicado en qué consiste la producció integrada.
La producción integrada empezó a regularse allá por el 1993, siendo pioneras en España algunas cooperativas y productores de Girona y de Lleida. En ellas trabajaban técnicos agrícolas que formaban parte de la Organización Internacional de Lucha Biológica, una asociación científica y técnico-agrícola europea.
Después de la segunda guerra mundial los compuestos clorados fueron usados de forma masiva como pesticidas (DDT, etc…). El DDT afectaba a la fauna (aves, mamíferos, reptiles) y se acumulaba en la cadena trófica. Pero la vida es tan perseverante que muchas especies parasitarias crearon resistencias. Y también sucedió que otras plagas más tolerantes a los pesticidas ocuparan el lugar de las originales. Cada vez hacían falta productos más fuertes para garantizar buenas cosechas.
Los científicos que percibían este tema como un problema real y peligroso, buscaban una forma menos agresiva y más perdurable de mantener las plagas a ralla, buscando cierto equilibrio entre la productividad agrícola y la naturaleza. Hay que considerar que, por definición, la agricultura ya rompe el medio ambiente, incluso la ecológica, supuestamente la menos agresiva co el medio ambiente. La agricultura deforesta, erosiona el suelo, modifica la composición del suelo, modifica el ecosistema vegetal (y por ende animal): nada que ver con la flora espontánea y “natural”.
En cada explotación agrícola debe haber un técnico que supervise todo el proceso productivo, desde la fertilización, a la siembra, el crecimiento y la recolección.
Francesc Miret habla sobre la agricultura ecológica u orgánica. Dice que es muy difícil que sea productiva en grandes zonas de cultivo extensivo, donde hay cientos de hectáreas. Erradicar una plaga es imposible a no ser que se utilicen productos agroquímicos. Y aún así, la lucha es feroz. Otra cosa es que pueda dar un rendimiento satisfactorio en explotaciones pequeñas y aisladas, tales como zonas de montaña o zonas con climas que no favorezcan tanto la proliferación de plagas. Pero la humanidad no se puede alimentar a partir de agricultura ecológica, ni todo el mundo alcanza a pagar el diferencial que supone su menor productividad.
Los monocultivos rompen el equilibrio natural, dice Francesc. Insiste en que hay que cultivar más variedad de vegetales en un mismo terreno. Eso favorece la diversidad biológica y dificulta la proliferación de plagas. Y no solo se trata de diversidad de cultivos, sino también de dejar zonas de bosque (o de otro tipo de vegetación) intercaladas, sin transformarlas. En zonas de policultivos se calcula que hay el doble de enemigos naturales (sobre todo de fauna) que ayudan a controlar las plagas, si comparamos con zonas de monocultivos.
La integración agrícola con la fauna
En Italia o países de centroeuropa se facilita la nidificación de algunas rapaces entre cultivos de frutales. Resulta que esta época, los polluelos necesitan un aporte proteico muy grande, que viene en gran medida a partir de los insectos que capturan sus progenitores. Si aparte de estas rapaces se facilita la proliferación de otras aves insectívoras, hay muchas plagas que son controladas.
Antes, los agricultores mataban a las serpientes sin más contemplaciones, que son depredadores de los topos y otros roedores, animales que pueden dañar los cultivos. Si hay serpientes, la población de roedores está mucho más controlada. Si se rompe el equilibrio en un ecosistema, se generan problemas en la vegetación, tanto natural como agrícola.
La integración agrícola con la flora
En los frutales se ha visto que dejando la cubierta vegetal, mejora la productividad, al aumentar la fertilidad del suelo por el aporte de materia orgánica, y por ser refugio de una fauna que es depredadora de muchas plagas. La araña roja que antes era un serio problema en los frutales de regadío (naranjos, por ejemplo) hoy en día está muy controlada al permitir que se establezca una cubierta vegetal en los cultivos de naranjos. Ahora se está intentando que la cubierta vegetal se generalice en otros cultivos como la viña. Los requerimientos de agua de la viña aumentan, pero si se usa goteo, se controla mucho la competitividad entre la cubierta vegetal y la vid.
En la producción integrada se aconseja que hayan franjas o ventanas de terreno (un 5% de la superficie de cultivo es suficiente) en las que no se aplique herbicida para que las especies vegetales no creen resistencia a dicho producto, y así después compitan las resistentes con las no resistentes. Buscando el equilibrio, la compensación biológica.

La producción integrada contempla, entre otros aspectos, que la fauna sea un elemento de control sobre las plagas que diezman los cultivosHay grandes productores que utilizan estas prácticas. En Lleida tenemos a las bodegas Raymat (con más de 2000 hectáreas de cultivo) que hace uso de este tipo de intervenciones en sus viñas.
Otras prácticas de control de plagas no agresivas con el medio ambiente
Se usa también la atracción sexual, mediante el uso de feromonas para que la mosca de la fruta entre en unas trampas con un insecticida en su interior que las acaba matando. En la actualidad, el uso de esta estrategia resulta mas caro que otras prácticas más agresivas para el medio ambiente. Pero requiere menos tiempo por parte del productor, al no tener que aplicar tratamientos fitosanitarios con tanta frecuencia. Es más efectivo y no hay contaminación.
Regulación de la producción integrada
En Catalunya existe el Consell Català de la Producció Integrada que regula y certifica estas prácticas, en la que está representada la administración (Generalitat de Catalunya) y los propios productores.
La certificación se basa en el cumplimiento de unas normas en las que se especifica todo lo que se puede hacer y todo lo que nos se puede hacer en un cultivo de producción integrada. El Consell Català de la Producció Integrada tiene contratadas a tres empresas certificadoras que hacen las correspondientes auditorías para que se cumplan los requisitos solicitados.
Cuando se solicita la certificación se pasa una primera auditoria de cumplimiento muy exhaustiva. Cada productor tiene un técnico agrícola asociado que se responsabiliza del continuo cumplimiento de la normativa y que informa de los cambios que puedan surgir. El coste oscila desde unos 600 € anuales para un productor único a 6.000 € si es una organización.
Dice Fracesc Miret que antes de comercializar el producto, el técnico asociado recoge muestras y las envía a analizar. Los controles son muy rígidos. Si se detecta alguna sustancia no autorizada, se retira el producto, y si no se puede justificar su presencia de forma convincente, se retira la certificación.
A nivel de Catalunya, se trabaja con grandes empresas de distribución, como Carrefour, donde en sus centros venta hay una isla de productos de producción integrada. Están situados en la zona de fruta y verdura fresca y suelen haber unas promotoras que exponen a los clientes de qué se trata este sistema de producción. Explican que es producto de proximidad y respetuoso con el medio ambiente. Otras cadenas de supermercados en Catalunya también comercializan y promocionan nuestros productos. Vamos entrando poco a poco. Tenemos que dedicar muchos recursos para dar a conocer qué es la producción integrada.
Ni a nivel estatal ni a nivel europeo no existe una normativa armonizada sobre la producción integrada. Cada comunidad autónoma y cada país diseña sus normas. Llevamos más de 10 años luchando para conseguir que sí haya una normativa común. Parece ser que hay intereses por parte de la gran distribución para que no se desarrolle dicha normativa.
En Europa exite una normativa general de obligado cumplimiento para los productores, sean del tipo que sean, que quieran vender a los grandes distribuidores. Pero no se quieren cambiar las cosas para permitir que la producción integrada tenga una entidad propia y diferente.
El producto ecológico u orgánico sí que tiene una normativa específica a nivel europeo, y entra en las gran distribución. Y se ha desarrollado una política de desarrollo de dichos productos a la que se dedican muchos recursos. Los agricultores de produción integrada no pueden competir en igualdad de condiciones.
El futuro de la agricultura
Francesc Miret cree que la producción convencional, con el tiempo, pasará a ser producción integrada. A medida que pasen los años, se irán estableciendo nuevas normas que acercarán la que hoy es la agricultura convencional a la producción integrada. Aunque ese presumible escenario de futuro quizás está bloqueando su propio avance. La política agraria es muy complicada de hacer, y de aplicar.
En Andalucía hay más de 550.000 hectáreas dedicas a la producción integrada. En Catalunya hay unas 30.000 hectáreas. Cada comunidad autónoma tiene sus normas. A nivel estatal no existe una normativa que armonice la producción integrada. Aquí se muestran los diferentes cultivos de producción integrada que se encuentran en cada comunidad autónoma y las hectáreas que se dedican.
Desde el año 2001 hay unas ayudas que concede la UE para la producción integrada y que pueden solicitar los agricultores, que compensa el sobrecoste que supone dicha producción.
Tres razones para consumir productos de producción integrada:
- Por ser productos de alta calidad, desde un punto de vista nutricional y de producción, al intentar preservar al máximo el medio ambiente.
- Por ser la agricultura del futuro, en los próximos años habrá un cambio de paradigma agrícola hacia este sistema de producción.
- Por ser el mejor sistema de todos los que conocemos, integrando a la vez la productividad y el respeto al medio ambiente.
Sobre las subvenciones, Francesc Miret dice con rotundidad que si la PAC (política agraria común) cancelara las ayudas a los agricultores, la mayoría de ellos tendrían que abandonar sus explotaciones, sean convencionales, integradas o ecológicas. El 25% de la renta de un agricultor convencional proviene de ayudas de la PAC. La de un agricultor ecológico o de producción integrada depende más aún de las ayudas. Aquí confluyen muchos factores de interés para la población europea, entre otros la preservación y el equilibrio del territorio. No solo se trata de un tema económico.
El precio de una manzana en el comercio es el mismo que el que se pagaba hace 25 años. Y los costes de producción no son los mismos. Eso se compensa mediante ayudas, si no, sería imposible de mantener una explotación agrícola.
Debido al uso masivo de fitosanitarios las explotaciones convencionales son mucho más productivas que años atrás. Eso hay que tenerlo en cuenta. Si a los productores ecológicos les retiraran las ayudas, sus explotaciones serían insostenibles.
La producción integrada es muy respetuosa con el medio ambiente, y eso es un valor que, de alguna manera, debe ser compensada por la sociedad. Por eso debe recibir algún tipo de ayuda que ayude a su implantación y mantenimiento.
Los alimentos de producción integrada, ecológica o convencional no presentan diferencias nutricionales significativas entre ellos. La fruta o la verdura que comemos no tendrá un contenido diferente en nutrientes al ser producido a partir de un método u otro. Sí que puede variar algo según el terreno donde se produce, de la calidad del suelo agrícola, pero no por otros factores que diferencian un tipo de producción de los otros.

El contenido en vitamina C de una naranja de producción integrada no difiere del de cultivo ecológico o convencional. (elPiscolabis, imagen de Naranjas La Barraqueta)
Lo que sí es cierto es que la cantidad de residuos de fitosanitarios de la producción integrada es más baja que la de producción convencional. Eso no quiere decir que los productos convencionales no cumplan la normativa. Sí la cumplen, pero la cantidad de residuos que tienen es superior a los de producción integrada y a los de producción ecológica.
A nivel europeo los últimos datos muestran que el 0,9% de las muestras analizadas incumple el límite de residuos. En producción integrada se está por debajo del 0,1%. Los productos que llegan de países terceros superan el 7% de incumplimiento. El frutas tropicales que vienen de centro y Sudamérica, el 30% de las muestras superan los límites de residuos establecidos en Europa. Los márgenes de seguridad son suficientemente amplios para que no produzcan problemas de salud en los consumidores, pero que el límite se sobrepasa en muchos de estos productos, es un hecho. Los datos de los análisis hechos en el 2013 y los años precedentes son públicos y notorios, y se pueden consultar en la web de la EFSA de forma abierta.

Logos que certifican que un producto ha seguido el estándar de la producción integrada. (elPiscolabis)