La alimentación hace también que los cuerpos vayan perdiendo cosas…

El otro día, Inma Garrido @garridotcom periodista con la que colaboro de vez en cuando, me envío un whatsapp para preguntarme qué opinaba sobre una afirmación que hacía la actriz María León en una entrevista. Lo que leí me recordó la imagen de un cuadro del genial Salvador Dalí, «Construcción blanda con judías hervidas».


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Periodista: Ahora hay muchas parejas que quieren tener hijos y no pueden por la situación de precariedad que sufren.

María León: La alimentación hace también que los cuerpos por dentro vayan perdiendo cosas. Hay mucha gente que no puede tener hijos porque ha enfermado por lo que nos dan de comer.

Diario El Mundo

Coincido con la opinión de María León en muchos de los temas que plantea, pero discrepo en lo que dice respecto a la fertilidad, y sobre todo, en cómo lo dice.

Primero, que no nos dan de comer, el sustento nos lo ganamos cada uno de nosotros y afortunadamente, la mayoría podemos elegir de lo que comemos. Igual que en unas elecciones podemos votar a Vox, al PP, al PSOE o a Podemos, incluso a Esquerra Republicana o a Bildu -si somos nacionalistas de izquierdas-, también podemos elegir aquello que echaremos en la cesta de la compra y cómo lo cocinaremos.

Por otro lado, la seguridad alimentaria de aquello que comemos, hoy en día es mucho mayor que hace unas décadas. Quizás la diferencia esté en que hoy sabemos mucho más sobre alimentación y nutrición que antes, y ya sabes, cuando más sabes, más sufres.

Temas concretos de nutrición y fertilidad

La grasa corporal está muy relacionada con la producción de hormonas reproductoras, tales como los estrógenos. Por exceso o por defecto, tanto en hombres como en mujeres – la fertilidad es cosa de dos- este hecho puede influir en la capacidad reproductora:

En mujeres:

  • Sobrepeso u obesidad: un exceso de grasa corporal puede dificultar que el ciclo menstrual y la ovulación se produzcan de forma correcta.
  • Desnutrición: una cantidad de grasa corporal inferior a la deseable (<12% en mujeres) puede dificultar en extremo la menstruación y la ovulación, llegando a detenerlas.

En hombres:

  • Sobrepeso u obesidad: un exceso de grasa visceral puede disminuir la producción de esperma, al transformarse parte de la testosterona en estrógenos.
  • Desnutrición: tener un peso insuficiente puede hacer disminuir la producción de esperma y que su calidad sea inferior.

En situaciones que afectan directamente al aparato reproductor, tales como: SOP (síndrome del ovario poliquístico), endometriosis, el VPH (virus del papiloma humano), etc…, se ha visto que una alimentación sana y un planteamiento alimentario más concreto y dirigido (omega-3, mayor control glucémico, etc…) puede tener un efecto positivo en la fertilidad.

Un factor fundamental para que disminuya el número de embarazos es lo tarde que nos ponemos a hacer niños. A medida que pasan los años, aún estando en edad fértil, la probabilidad de tener un embarazo disminuye. No es lo mismo ponerse a los 20 que a los 35 años. Eso pasa en hombres y mujeres.

Después tenemos algunos factores ambientales, tales como:

  • Estrés
  • Tabaco
  • Bebidas alcohólicas
  • Cannabis y otras drogas en general
  • Polución ambiental
  • Sedentarismo

Los llamados disruptores endocrinos son sustancias también a considerar -y mucho-, pues pueden dificultar la fertilidad al interferir en el normal funcionamiento del sistema hormonal. Desde el otrora ampliamente utilizado DDT (pesticida prohibido desde hace muchos años), al Bisfenol-A, los ftalatos, los metales pesados, las dioxinas y otras sustancias tienen probado que, en cantidades importantes, generan un efecto disruptor en nuestro sistema hormonal. La UE publicó hace poco tiempo un extenso documento donde se explican en profundidad cuales son estas sustancias y toda la evidencia científica que hay sobre ellos hasta el momento.

Hay una gran variedad de estas sustancias y están presentes en muchos alimentos, envases, productos de limpieza, materiales de construcción, etc… No solo se trata de sustancias de origen industrial, también hay algunas sustancias de origen natural con este efecto, como los microestrógenos que produce algunas especies de hongos del género Fusarium, que puede contaminar los alimentos.

Para aquellos que piensen que el progreso es el demonio, quisiera deciros que en la naturaleza hay tantos o más tóxicos que en la industria, y que las mayores epidemias y mortandades acaecidas en la humanidad -salvo las guerras- han sido provocadas por causas naturales. No por ello voy en contra de defender la naturaleza, todo lo contrario, pero sí quiero dejar claro que el progreso bien utilizado -y cada vez sabemos hacerlo mejor- genera salud y bienestar.

María, si lees este post y te apetece, me dices qué opinas. Gracias y un cordial saludo.

 

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