MUJERES WOMEN Afganistán, un tema en el que pensar

Últimamente, los días de lluvia me deparan grandes sorpresas. Iba con mis hijos a dar una vuelta por el centro de Barcelona, y llegando a la altura del Palau Robert, un chaparrón nos invitó a guarecernos en su interior. Aprovechamos para visitar alguna de sus exposiciones. MUJERES WOMEN Afganistán. Podía ser cualquier otra, pero era esa. Ahí está.



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Sabía poca cosa sobre Afganistán. Guerra. Talibanes, Bin Laden. Pero, ¿quién habita en aquel país de Asia?, ¿cómo viven sus gentes?, ¿qué ilusiona a sus jóvenes?, ¿qué cenan en casa, tras una dura jornada de trabajo?. Vamos a ver que encontraremos dentro de la sala.

La mujer en el mundo occidental habla de tú a tú al hombre. No podría ser de otra manera. Aunque no hace tantos años era diferente, pero hoy en día es así. La mujer, en nuestra sociedad, ocupa el lugar que tiene que ocupar. Aún a pesar de los mil veces eufemizados crímenes de género. Y otras cosas menores (o no tanto), pero en camino de resolución.

MUJERES WOMEN Afganistán. Ellas son las protagonistas. Mujeres humilladas, vejadas, aniquiladas, explotadas, violadas, resquebrajadas y rotas. Mujeres olvidadas. En Afganistán, da la impresión que se trate mejor a los animales que al ser humano de sexo femenino. Me entristece casi todo lo que veo en las fotografías expuestas. Esas miradas me transmiten dos cosas: dignidad y coraje. Y profundizando a través de esas miradas doloridas, se percibe una demanda de ayuda. Pues a eso voy.  Esto es la respuesta a la demanda.

La exposición es impresionante. Y dura, muy dura.

En la última sala de la exposición veo unas fotografías que me llaman mucho la atención. Mi profesión, dietista-nutricionista focalizado en la actividad física y el ejercicio, me ha creado una sensibiliadad especial hacia todo aquello que sea o insinúe deporte. Veo unas fotografías de chicas afganas jugando el fútbol. Sí, paradójicamente, en el país del mundo que menos respeta a la mujer, hay una liga de fútbol femenino. Y también hay un grupo de chicas púgiles demostrando sus habilidades y su pose en el boxeo. Todo un contrasentido en Afganistán. Con lo cual, después de la desepernaza y la humillación, aparece la felicidad y dignidad que aporta la práctica de algún deporte, sea el que sea. El fútbol no me gusta y el boxeo menos. Pero deportes son.

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Quizás los responsables del montaje de la exposicición deseaban que la gente no se fuera con un gusto demasiado marcado por la amargura. Realmente, la confitura de naranja amarga y el chocolate combinan bien. Amargo y dulce. Salado y dulce. Nos gustan los contrastes.


Entonces se me ocurre una idea. Pienso: «habla con Gervasio Sánchez o con Mónica Bernabé», periodistas de los que quedan pocos, de los que narran lo que ven por sus ojos y sienten por sus poros, de los que trabajan in situ. Ellos son los autores de las imágenes y textos de MUJERES WOMEN Afganistán. «A ver si te pueden ayudar a contactar con chicas o mujeres de Afganistan. Y les pides a ellas qué, con la excusa de que expliquen sus hábitos de salud (alimentación, descanso, actividad física, higiene,…) te cuenten cosas sobre sus vidas».

Ciertamente, los aspectos rutinarios, los hábitos de vida, no llaman tanto la atención como otras historias. Pero no por ello dejan de ser interesantes de conocer. Me encanta que la gente me explique cosas sobre sus vidas. Que compartan sus experiencias y su día a día. La vida son sobresaltos, pero también rutina.

Gracias a las maravillosas redes sociales consigo contactar con Mònica y me dice: «en pocos días damos una conferencia en CaixaForum para presentar la exposición y el libro que hemos hecho Gervasio y yo». Le explico mi deseo cual es. Me dice que es muy complicado. Que las mujeres de Afganistán son recelosas y herméticas. Desconfiadas. No hablan con extraños. No podía ser diferente, maldita sea. Aún así quedamos en hablar un momento sobre mi proyecto. Me espero a que acabe la conferencia, me presento y charlamos. Poco después conozco a Gervasio.

Gervasio Sánchez, un periodista que ha narrado mil conflictos armados por todo el mundo, también en Afganistán. Se muestra claro y expeditivo. Su experiencia le permite hablar con un tono imperativo y directo, directísimo.

Mònica Bernabé, una periodista que ha estado más de 7 años viviendo y trabajando en Afganistán, se muestra clara y contundente. Las ha visto de todos los colores en dicho país. Tiene una actitud más comedida, pero no por ello menos clara y contundente. Demuestra lo profundamente conocedora que es de la realidad afgana, de la realidad de la mujer de Afganistán.

Son estilos diferentes.


No pretendo hacer una crónica de la conferencia, y mucho menos una reseña del magnífico libro en el que han puesto su ilusión y muchísimas horas de trabajo. Pero si explicar lo principal. Vamos, con lo que me he quedado.

Las mujeres en Afganistán están sometidas a un régimen de semiesclavitud producto de unas costumbres sociales totalmente injustas con ellas. Las leyes en absoluto hablan de eso. A la mujer la tratan bien. Pero la realidad es diferente, es cruel. La impunidad campa a sus anchas en Afganistán. Literalmente se permite la compra y venta de mujeres, la dote le llaman. Con el beneplácito de la familia se establecer matrimonios de conveniencia. De hecho, son las familias, los padres masculinos, los que «apañan» los matrimonios. Niñas púberes son casadas con hombres que les cuadriplican en edad. Tremendo.

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Gervasio dice:

Los padres no es que sean unos hijos de puta (los padres masculinos). Pero no pueden romper la tradición. Buscan el mejor postor para sus hijas. Imposible luchar con eso.

Las mujeres que abandonan su hogar, por el motivo que sea, pierden la custodia de sus hijos. Es igual que sean violadas, o que no quieran a sus maridos y deseen rehacer sus vidas. El sistema las ata a su prisión familiar.

El trabajo que se ha hecho en el país durante los años de intervención internacional no han servido de nada. Afganistán es un país sumido en el caos, donde la única institución que genera cierta cohesión y seguridad, para bien o para mal, es la familia.

El 80% de las mujeres de Afganistán es analfabeta. Las que acceden a la escolarización son sacadas de las escuelas cuando empiezan a menstruar. Muy pocas acceden a la universidad. Y las que pueden acabar unos estudios medios o superiores y quieren trabajar, es imposible que lo hagan sin el permiso de sus maridos.

 

Explica Mònica situaciones espeluznantes e imposibles de entender en un entorno como el nuestro:

Una mujer que necesite tratamiento médico en un hospital, que deba ser ingresada por algún problema importante de salud, debe de contar con el permiso del marido.

Una mujer, después de ser violada y haber perdido la virginidad, su bien más preciado (y el de la familia que la posee), tiene como mejor salida casarse con su propio violador. Necesita protección de un hombre para poder vivir. ¿Quién la va a proteger y querer (no hablo de amor, hablo de posesión) sino el mismo violador? Será el único hombre que desee casarse con ella. No hay salida: o violador o abandono absoluto.

Cuando se casa una mujer, casi siempre se suele incorporar en el núcleo familiar del marido. Madre, hermanas, a veces hijas (de él). La competencia es dura, y la última en llegar es la que recibe más palos.

El problema de Afganistán no es el burka. Nunca lo ha sido. Ni antes, ni durante, ni después de los talibanes. El problema de afganistan son su propias costumbres. Esas costumbres suponen una cangrena que corroe y acaba con las ilusiones de las mujeres, de su dignidad, de su vida. Aniquila a los seres humanos de sexo femenino. Un sinsentido.


 

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Afganistán ha recibido auténticas montañas de dinero procedente de la cooperación internacional. España se incluye en el pool de naciones benefactoras, liderado como no, por USA y Rusia. El objetivo: neutralizar a los enemigos de la libertad y la paz de occidente. Así se ayuda a que un país-polvorín en continuo estado de guerra se mantenga tranquilo: con dinero. Pero resulta que, paralelamente, no se ha sabido exigir e intervenir para que los seres humanos de sexo femenino pudieran vivir con la dignidad que la Carta de los Derechos Humanos reclama para cualquier especimen de Homo sapiens sapiens que nazca, crezca, se reproduzca y muera en este planeta. Mientras los ánimos belicistas estén controlados y no salgan de la jaula. ¿A quién le puede interesar que las mujeres no tengan garantizado sus derechos? Ni rusos, ni americanos, ni países aliados. Ni España. Nadie se acuerda de los seres humanos de sexo femenino que habitan Afganistán.

Suerte tenemos de internet, la red de redes. La matriz de la comunicación abierta y sin filtros (o con pocos) de alcance mundial. Internet llega a todo el mundo. MUJERES WOMEN Afganistán, no es una campaña amarillista y hortera (como muchas que circulan por ahí…) poco creíble y menos convincente. A MUJERES WOMEN Afganistán tenemos que dedicarle unos minutos de nuestras ajetreadas y seguras vidas occidentales. Merece la pena que reflexionemos y actuemos. Por coherencia humana.

Escribo este texto en la proximidad de Navidad. Sería fácil apelar al espíritu solidario y de bondad gregaria que nos invade en estas fechas para ir ver la exposición. ¡Qué fácil!. Pues mi consejo es que no vayáis a verla en Navidad. Id a verla cuando pasen los turrones. Id a verla cuando estéis desintoxicados de corteinglesismo, de mazapanes y de cava. Id a verla con los ojos limpios y el corazón abierto de verdad. Hay que ir a ver y a sentir MUJERES WOMEN Afganistán sin filtros ni amplificadores. Hay que verla tal cual, al natural.

Tenemos la obligación moral de exigir a nuestros gobiernos que intervengan en este asunto. Por salvaguardar nuestra dignidad como personas. Los seres humanos femeninos de Afganistán necesitan que les ayudemos. Los seres humanos nos necesitamos los unos a los otros. Si alguien con influencia y poder lee esto, por favor, que reflexione y haga algo. El resto de mortales, sin influencia ni poder, tenemos la obligación de exigir a la comunidad internacional que actúe. Y podemos expandir el mensaje de socorro.

MUJERES WOMEN Afganistán, un tema en el que pensar.


 

ASDHA – Asociación para los Derechos Humanos en Afganistán

Exposición Fotográfica «MUJERES WOMEN Afganistán, Palau Robert, Barcelona

Libro «MUJERES WOMEN Afganistán»

Un Comentario

  1. Hola Àlex Pérez,

    Una petita aportació: també podeu llegir «Mil sols esplèndids», de Khaled Hosseini, una novel·la preciosa i molt dura que explica la vida quotidiana de dues dones a l’Afganistan actual (o de fa molt pocs anys). Com a curiositat, us diré que apareix un petit episodi sobre l’atenció sanitària a les dones que posa els pèls de punta, com tantes altres coses que narra l’autor. Sense perdre de vista que és ficció, em sembla que reflecteix bé les situacions que comentes.

    Felicitats per l’article, i pel blog també!

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    • M’apunto el llibre per a llegir, gràcies Esther. Malauradament, en aquest cas la realitat possibliment supera a la ficció. No sé si vas poder assistir a la conferència del Gervasio i la Mònica al CaixaForum. Van descriure un panorama absolutament desolador. Malgrat la desperança, penso que alguna cosa es pot fer des d’aquí. Jo ho estic intentant. Gràcies, per llegir i compartir!

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  2. Pingback: Mirades a Afganistán | elPiscolabis

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